Alteraciones del estado de ánimo y/o conducta: Naturaleza

Con mucha frecuencia quienes trabajamos con personas con demencia nos encontramos con trastornos del estado de ánimo (depresión, ansiedad) y trastornos de conducta (deambulación, irritabilidad, agresividad) y con mucha frecuencia los familiares y/o cuidadores, o los mismos afectados nos piden pautas o estrategias para modificar unos y/u otros.

Esta vez comienzo la casa por el tejado, planteo la hipótesis de que podemos hacer que mejoren los trastornos del estado de ánimo y de conducta favoreciendo el contacto frecuente con la naturaleza, tanto de la persona aquejada de demencia como del familiar –que sin duda alguna también lo necesita-

Es evidente que el ambiente repercute en nosotros, todos aplicamos el sentido común para favorecer nuestro bienestar o el bienestar de aquellos que nos importan, buscamos un ambiente adecuado, una música de fondo que nos haga sentir bien, una temperatura que nos produzca confort…sin embargo a veces el estrés, el cansancio, el ruido, nos hacen olvidar o no prestar atención a cosas que a poco que observemos nos resultarán obvias.

Y es seguramente obvio -para gran parte de las personas- que un largo paseo por el campo, en contacto con la naturaleza, genera efectos positivos; también notamos que las personas que viven en mayor contacto con la naturaleza parecen tener mejor salud físico-psíquica que aquellas que viven en entornos que carecen de elementos naturales, pero no solo es que intuyamos que es así, Universidades de todo el mundo están llevando a cabo estudios que avalan esas intuiciones: esos estudios ponen en relación el contacto con la naturaleza y la salud, y comparan a grupos de diferentes características en función de ese contacto: se han hecho estudios con niños sanos, niños con TDAH, personas de la tercera edad, personas convalecientes de una cirujía; de estos estudios las conclusiones que más pueden interesarnos de cara a las personas con deterioro cognitivo y al mismo tiempo de cara a sus cuidadores son las relacionadas con la atención y con el bienestar anímico.

De cara a la atención se ha visto que  en el entorno urbano la sobrecarga informativa nos agota, y es necesario que nos recuperemos, en la naturaleza se produce la restauración que necesitamos para recuperar nuestra capacidad atencional.

Los entornos urbanos nos fatigan, además de las circunstancias que cada uno vivimos que pueden generar más o menos agotamiento el contacto con la naturaleza contrarresta esos efectos.

Un estudio realizado por académicos del Laboratorio de Ecología Social y Desarrollo Comunitario de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM concluyó que sí, y que es de gran relevancia, sobre todo en algunos ambientes urbanos, donde la oportunidad de tener contacto de zonas con vegetación es limitada.

Los trayectos largos, la exposición al tráfico, la presión económica, el ruido y los constantes estímulos de iluminación repercuten en el funcionamiento emocional, cognoscitivo y en la salud física … las áreas verdes tienen resultados restauradores, funcionales y psicológicos, dijo María Montero y López Lena, coordinadora de ese laboratorio.

“La psicología ambiental ha documentado que pacientes psiquiátricos muestran mejoría en sus patrones de comportamiento si son expuestos a áreas soleadas con elementos de vegetación”, apuntó.

Con base en este tipo de hallazgos, María Montero y Joel Martínez-Soto propusieron el concepto restauración psicológica, asociado a la restauración ambiental, para documentar el efecto de la naturaleza urbana.

“Las áreas verdes son incitaciones suaves que hacen que la atención dirigida hacia diferentes estímulos descanse. La persona, entonces, se recupera mediante un mecanismo denominado atención involuntaria o fascinación; en ella, también se observa la restauración de la atención, que ocurre en el aspecto cognoscitivo”, explicó.

Asimismo, se ha observado que la exposición a esos entornos ayuda emocionalmente a personas que muestran fatiga mental, condición que puede derivar en irritabilidad y, algunas veces, agresividad.

http://www.dgcs.unam.mx/boletin/bdboletin/2011_379.html

En la Universidad Autónoma de Madrid el departamento de Psicología Ambiental también está atendiendo a  esa relación

http://noticias.lainformacion.com/ciencia-y-tecnologia/psicologia/reconectar-con-la-naturaleza-como-recurso-terapeutico-contra-el-trastorno-por-deficit-de-naturaleza

Así que volviendo al principio, para los trastornos de conducta y afectivos (asociados a la demencia) puede ser muy beneficioso dar frecuentes paseos por zonas naturales y para mejorar nuestra capacidad atencional también.

Aunque en primer lugar siempre hay que descartar que haya una causa física (cuando la persona está aquejada de dolor, de un proceso infeccioso, etc. puede no ser capaz de expresarlo y manifestar con un cambio de conducta que está sufriendo). Pero una vez descartada la causa orgánica, recordemos que con mucha frecuencia los trastornos de conducta se deben a factores ambientales, y por tanto hemos de modificar el ambiente físico y social para modificar la conducta y el estado de ánimo.

Graciela Otero Fernández

Psicóloga

Número de Colegiado: M-27621